“La situación generada a partir del COVID-19 ha provocado en las empresas una situación de absoluto caos organizativo y de producción, motivando que las mismas acudieran a medidas de flexibilidad para adaptarse a la situación coyuntural generada. Entre las medidas que se han venido adoptando, encontramos el Expediente de Regulación Temporal de Empleo, conocido comúnmente como ERTE, como la más habitual o utilizada, dado que permite suspender las obligaciones recíprocas de remunerar y prestar servicios, situando al trabajador en situación legal de desempleo”.
Con estas palabras describe nuestro compañero Francisco Javier Reyes, abogado del área laboral, el escenario que la propagación del COVID-19 ha generado en el ámbito laboral español. En un artículo publicado en Capital Humano, Reyes aborda las causas económicas, organizativas, técnicas o de producción que pueden regular un ERTE, así como los los plazos e hitos más importantes que hay que seguir para su tramitación.
“Sin ninguna duda, la desgraciada pandemia COVID-19 ha hecho necesario acudir a esta medida como instrumento de supervivencia para muchas empresas de este país, y también como garantía para la estabilidad laboral y el mantenimiento de miles de puestos de trabajo. No obstante, esta crisis ha evidenciado multitud de deficiencias del procedimiento, que Patronal y Sindicatos deberán abordar en el futuro, especialmente los amplios plazos establecidos que impiden dar una respuesta rápida ante necesidades coyunturales como la vivida”.
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