El registro salarial está pensado para establecer los valores de diferentes puestos, según la categoría y particularidades de este y detectar posibles desigualdades entre mujeres, hombres o cualquier otra condición discriminatoria. Es decir, el registro salarial impide saber los salarios exactos que cobra cada empleado, con nombres y apellidos, cuando se consulta.
Laura Guillén, directora en el área laboral, explica en El Confidencial que “hay compañías en las que se están pidiendo los recibos de los salarios de los directivos, pero no se pueden facilitar porque no tienen derecho a ello, ni como representantes de los trabajadores ni como miembros de la comisión negociadora del plan de igualdad”.
El registro salarial impide saber los salarios de cada persona porque es un dato protegido según las bases de la Agencia Española de Protección de Datos, según apunta Guillén en sus declaraciones.
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