El sistema de la legítima actual, se obliga a dejar dos tercios de la herencia a los descendientes, ascendientes y/o cónyuge. Rafael Vallet, socio del área de derecho de familia, reflexiona en su tribuna de opinión para El Español (sólo para suscriptores del medio) si esto debería seguir siendo así.
El abogado se pregunta: "¿realmente tienen sentido las legítimas en una sociedad tan cambiante como la actual? ¿Por qué no tenemos una libertad absoluta de testar como en otros países ya ocurre?".
Nuestro experto apunta que: "Ahora nos encontramos con disposiciones de última voluntad muy variadas, desde encontrar a cuidadores/as y/o residencias como herederos, hasta el otorgamiento de múltiples testamentos realizados".
Aunque es posible desheredar a un legitimario, probando causas como el maltrato psicológico o la falta de relación, "no hay que olvidar que dichas causas no son fáciles de probar".
Pero se da el caso contrario, buenos hijos que sí se ocupan de sus padres y que, en general por terceras personas, acaban interfiriendo en el reparto de la herencia. Nuestro abogado apunta que "en esos casos la legítima es un sistema de protección a actuaciones, moralmente muy reprochables".
Debido al derecho foral que existen en determinadas comunidades y por tanto, los diferentes criterios sobre el reparto de la herencia a los legitimarios, nuestro abogado comenta en su tribuna: "Más que una desaparición entiendo que se debería unificar el sistema de legítimas en España, teniendo definidos de una forma clara, sencilla y concisa los derechos de los legitimarios".
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