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Actualmente estamos viviendo una auténtica revolución en la creación de aplicaciones basadas en inteligencia artificial: ChatGPT, Google Bard, Dall-E, Copilot, etc. La solución detrás de estas aplicaciones, comúnmente denominada IA generativa, permiten el uso de esta tecnología para la producción de material creativo.
La inteligencia artificial plantea desafíos legales relacionados con la titularidad y autoría de los derechos de propiedad intelectual, así como una amalgama de infracciones posibles por su uso no autorizada del contenido. De igual forma plantea problemas relacionados con la protección de datos, pues un mal uso de estas soluciones puede comprometer la privacidad y derecho a la propia imagen de una persona física.
¿Cómo funcionan las IA generativas?
Las IA generativas se “nutren" de grandes cantidades de contenidos preexistentes protegidos o no por el derecho de autor —y otras normativas— y utilizan las inferencias de esa ingestión para generar nuevos contenidos de acuerdo con los siguientes pasos:
Fase Primera: INGESTA
Para que la IA nos dé un resultado lo más acertado posible requiere la inyección de gigantescas cantidades de datos con el fin de aprender patrones, relaciones y prevalencia entre la información de entrada y salida.
Por tanto, la capacidad de generar contenido y la adecuación de los resultados aumentará en la medida de la cantidad, diversidad y calidad de los datos captados por la solución.
Fase Segunda: DATASET (Clasificar datos)
Una vez se tiene toda la información, es necesario que su ingesta a la dataset incluya la mayor cantidad y variedad de datos. La dataset se encarga de entrenar al modelo de datos y analizar patrones.
Fase Tercera: PROMPTS (Instrucciones a los datos)
Como hemos dicho, las IA generativas se “nutren" de grandes cantidades de contenidos preexistentes protegibles por el derecho de autor y utilizan las inferencias de esa ingestión para generar nuevos contenidos. Lo habitual es que este tipo de herramientas operen a través de un “prompt”, es decir, en respuesta a una instrucción concreta del usuario. El resultado de la orden es la creación, en muchos casos, de nuevas prestaciones creativas, ya sean textuales, gráficas, sonoras o audiovisuales.
La creación de nuevos contenidos o contenidos preexistentes protegidos por derechos de autor es una cuestión que plantea una serie de desafíos y problemas relacionados con los usos no autorizados sobre el material preexistente, así como la autoría resultante de las creaciones elaboradas a través de IA.
Fase Cuarta: MODELO DE DATOS (Representación)
Podría decirse que un modelo de datos es el cerebro de IA generativa y se refiere a la correlación o sinergia de pautas e instrucciones que la solución utiliza para aprender (Ingesta), dar solución a las instrucciones del usuario (Prompts) y generar el contenido correspondiente (Outputs).
Para ello, esta tecnología requiere de la inyección de gigantescas cantidades de datos con el fin de aprender patrones, relaciones y prevalencia entre la información de entrada y salida.
Por tanto, la capacidad de generar contenido y la adecuación de los resultados aumentará en la medida de la cantidad, diversidad y calidad de los datos captados por la solución.
Fase Quinta: OUTPUTS (Resultado)
Se entiende por Output a todo producto generado por una solución de IA, es decir, se trata de los resultados tangibles de las capacidades creativas de dicha tecnología. Esto puede incluir obras de arte, música, texto, imágenes y cualquier otro tipo de contenido creativo.
Todas estas imágenes que componen el presente artículo han sido realizadas por DALL·E 3 y si quieres conocer su régimen jurídico, así como las implicaciones legales que conlleva, estate atento a los siguientes artículos.
Para cualquier cuestión sobre la protección legal de contenidos y derechos de autor en relación con la inteligencia artificial generativa, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo experto en propiedad intelectual.
Abogado en el área de propiedad intelectual e industrial
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