
Tabla de contenidos
El contrato de comisión es una figura esencial en el derecho mercantil, fundamental para la intermediación comercial. A través de este acuerdo, el comisionista se compromete a realizar actos de comercio por cuenta de otro, el comitente, pudiendo actuar en su propio nombre o en representación de este. Esta relación genera derechos y obligaciones recíprocas que garantizan la seguridad jurídica de ambas partes y facilitan el desarrollo de la actividad económica.
Este tipo de contrato permite a empresas y particulares llevar a cabo operaciones comerciales de manera más eficiente, delegando la gestión de ciertas transacciones sin necesidad de intervenir directamente en cada una de ellas y optimizando sus actividades comerciales, siendo esencial conocer sus características y naturaleza para aprovechar sus ventajas.
¿Cuál es la naturaleza y el fundamento jurídico del contrato de comisión?
El contrato de comisión, regulado en los artículos 244 a 280 del Real Decreto de 22 de agosto de 1885 por el que se publica el Código de Comercio ( “CCom.”), es un contrato personal (in tuito personae), de carácter mercantil, que se perfecciona con el consentimiento y que pertenece a la categoría de los contratos de gestión por cuenta ajena, definiéndose como aquel mandato que tenga por objeto un acto u operación de comercio y en el que intervengan comerciantes o agentes mediadores del comercio.
Desde una perspectiva jurídica, la base del contrato de comisión radica en la confianza que el comitente deposita en el comisionista para llevar a cabo una operación mercantil, en cuanto, en virtud del mismo, el comisionista se obliga a ejecutar un acto de comercio por cuenta y en interés del comitente, incluso sin que sea necesario que el tercero conozca la existencia de este último.
El contrato de comisión se diferencia del mandato civil por su carácter eminentemente mercantil, ya que se presume oneroso y se aplica principalmente en el ámbito del comercio. Su regulación en el CCom busca dotar de flexibilidad a las operaciones comerciales, permitiendo que el comisionista actúe con independencia dentro de los límites establecidos por el comitente.
Formas de actuación del comisionista
En el desarrollo del contrato de comisión, el comisionista siempre actúa por cuenta del comitente, pero puede hacerlo bajo dos modalidades: en nombre propio o en el del comitente. Esta distinción es fundamental, ya que determina los efectos jurídicos de la relación con terceros.
Cuando el comisionista actúa en nombre propio, la operación se establece directamente entre él y el tercero, sin que el comitente adquiera derechos ni obligaciones frente a este último. En este caso, el comisionista asume las consecuencias del negocio como si fuera suyo, según lo dispuesto en el artículo 246 del CCom. No obstante, ello no significa que el comitente quede desprotegido, ya que mantiene acciones frente al comisionista para exigir el cumplimiento de sus instrucciones y la rendición de cuentas.
Por el contrario, cuando el comisionista actúa en nombre del comitente, se produce una representación directa, lo que implica que los derechos y obligaciones derivados del negocio recaen directamente sobre el comitente. En esta modalidad, la relación jurídica se establece entre el comitente y el tercero, sin que el comisionista quede vinculado a las consecuencias de la operación, salvo que no pueda demostrar la existencia del mandato.
¿Qué obligaciones tienen las partes?
Obligaciones principales del comisionista
- Cumplir con el encargo encomendado por sí mismo, sin que el encargo pueda ser delegado salvo consentimiento previo del comitente (artículo 262 CCom.)
- Obligación de comunicar al comitente de todas aquellas noticias o circunstancias relacionadas con el buen fin de las negociaciones previas a la firma del contrato, para poder recibir instrucciones del comitente, además de comunicarle el momento en el que finalmente se celebre el contrato objeto de la comisión (artículo 260 CCom.)
- Rendir cuentas de la comisión y justificar gastos incurridos (artículos 257 y 263 CCom.)
- Responder de los daños y perjuicios que se ocasionen por no ejecutar el mandato (artículo 252 CCom.)
- Garantizar la correcta administración y conservación de los bienes o dinero que reciba en virtud del encargo, respondiendo de su custodia (artículo 265 y 266 CCom.)
- Prohibición de proceder contra disposición expresa del comitente, desviar fondos para fines distintos, la demora en la cobranza o comprar a precios más onerosos que los de mercado (artículos 256, 264, 273 y 258 CCom.)
- Prohibición de hacer de contrapartida en beneficio propio de lo que el comitente quiera comprar o vender (artículo 267 CCom.)
- Prohibición de confusión de mercancías de distintos dueños (artículo 268 CCom.)
- Prohibición de vender fiado o a plazos sin autorización del comitente (artículo 270 CCom.)
Obligaciones del comitente
- Pagar la comisión pactada como contraprestación por los servicios del comisionista (artículo 277 CCom.)
- Reembolsar los gastos en los que incurra el comisionista para la ejecución del encargo (artículo 278 CCom.)
- Realizado el contrato, el comitente debe asumir los efectos o consecuencias del contrato u operación comercial, siempre que el comisionista haya actuado con la debida diligencia y salvo pacto en contrario.
Autonomía del comisionista
El contrato de comisión otorga al comisionista un margen de libertad en la ejecución del encargo, lo que le permite actuar con rapidez y flexibilidad en el tráfico mercantil. Sin embargo, esta autonomía no es absoluta, ya que siempre debe supeditarse a las instrucciones del comitente. Aunque el comisionista pueda tomar decisiones en ausencia de directrices precisas, está obligado a actuar con prudencia, diligencia y conforme a los usos del comercio, sin apartarse de una instrucción expresa, ya que ello podría derivar en responsabilidad.
A estos efectos, las instrucciones del comitente constituyen la base fundamental del contrato de comisión, siendo la manifestación de los intereses concretos del comitente, por lo que es imprescindible que el comisionista las respete fielmente en cada caso concreto. El artículo 258 del CCom refuerza esta idea al establecer que, si el comisionista concierta operaciones en condiciones más onerosas que las del mercado sin la autorización expresa del comitente, deberá asumir los perjuicios derivados de dicha actuación, subrayando que la experiencia previa no exime al comisionista de su deber de ajustar cada operación a las instrucciones específicas del comitente, garantizando así seguridad y previsibilidad en las transacciones comerciales.
Extinción del contrato de comisión
El contrato de comisión puede extinguirse por diversas causas, tanto generales como específicas de esta modalidad contractual. Entre las causas generales se incluyen el transcurso del plazo de duración, el cumplimiento del encargo cuando la comisión tenga por objeto una o varias operaciones determinadas y la imposibilidad sobrevenida de llevarlo a cabo. Sin embargo, existen algunas causas específicas que merecen especial atención.
Una de las principales formas de extinción es la revocación del encargo por parte del comitente. Según el artículo 279 del CCom, el comitente puede revocar la comisión en cualquier momento, aunque esta no producirá efectos hasta que se notifique al comisionista y tenga conocimiento de ello, por lo que seguirá siendo responsable de las gestiones realizadas antes de dicha comunicación. Aunque el principio general establece la libre revocabilidad del encargo, esta puede estar sujeta a restricciones contractuales que limiten su ejercicio, en virtud de la posibilidad de establecer un pacto de irrevocabilidad durante un período de tiempo, admitido por doctrina y jurisprudencia.
Otra causa relevante de extinción es la muerte o inhabilitación del comisionista en cuanto el contrato tiene carácter personal (in tuito personae), si bien la muerte o inhabilitación del comitente no pone fin al contrato. De conformidad con el artículo 280 del CCom, sus representantes pueden revocarlo si así lo estiman conveniente.
Diferencias con el contrato de agencia y aplicación práctica
Aunque el contrato de comisión y el contrato de agencia comparten ciertas similitudes, presentan diferencias clave que los distinguen. La principal de ellas es la continuidad de la relación: mientras que el contrato de agencia establece un vínculo duradero entre el agente y el empresario, con una relación estable y de largo plazo, el contrato de comisión se enfoca en operaciones puntuales y específicas, sin una obligación de permanencia.
Otra diferencia importante es el papel que desempeñan las partes, por cuanto, tal y como se ha mencionado anteriormente, el comisionista tiene la posibilidad de actuar tanto en su propio nombre como en representación del comitente, brindando más flexibilidad en las transacciones. No obstante, en el contrato de agencia, el agente actúa siempre en nombre y representación del empresario, lo que le otorga una mayor vinculación con la entidad. Además, esta última modalidad suele ofrecer al agente derechos exclusivos sobre determinadas zonas geográficas o carteras de clientes, lo cual no es una característica común en el contrato de comisión.
En términos de aplicación práctica, el contrato de agencia es especialmente popular en sectores donde se requieren relaciones a largo plazo y una representación continua, como en ventas y distribución de productos. Por su parte, el contrato de comisión se emplea con frecuencia en situaciones puntuales y específicas, como en el comercio internacional, el transporte, la intermediación financiera o la distribución de bienes y servicios. Su flexibilidad y capacidad de adaptación lo convierten en una herramienta clave para las empresas que buscan externalizar funciones concretas sin perder control sobre sus operaciones comerciales.
Conclusión como expertos
El contrato de comisión es una figura clave en el derecho mercantil, ya que permite a los empresarios delegar funciones sin perder el control sobre sus operaciones comerciales. Su regulación en el CCom garantiza un marco de seguridad jurídica para las partes involucradas, mientras que su flexibilidad lo hace aplicable a una amplia variedad de sectores y actividades económicas. En un entorno económico dinámico y en constante evolución, el contrato de comisión sigue siendo una herramienta indispensable para optimizar la intermediación comercial y facilitar el desarrollo de negocios a nivel global.
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Borja Pellejero y Clara Camats
Abogados en el área mercantil y M&A
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