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Implantarse en otro país puede no ser una tarea rápida, ni sencilla si no se aborda desde un análisis previo de las necesidades y actividades de la empresa a corto, mediano y largo plazo; de un conocimiento del país y mercado al que se apunta y de una planificación coherente con dichas necesidades y características del país de destino.
En el proceso de planificación un factor fundamental a tener en cuenta a la hora de planear el desembarco en otro país es el tiempo que dicho desembarco puede implicar y que difiere de país a país y está condicionado por una serie de variables tales como la estrategia corporativa mediante la cual la empresa va a operar en el nuevo país, del personal que se asigne a dicha operación y de las regulaciones y exigencias locales del país de destino.
La primera decisión critica a la que la empresa se enfrenta al determinar su salida, es la de definir la estrategia corporativa internacional, lo cual va a venir dado, en gran medida del análisis de sus necesidades y actividades a realizar y podrá consistir en un modelo de Oficina de Representación , o bien en el establecimiento de una sucursal o una filial.
Cada tipo de estructura tiene implicaciones legales, fiscales, contables y administrativas diferentes y a la hora de decidirse por una u otra habrá que sopesar no solo las ventajas fiscales, sino también la protección de la responsabilidad de la matriz y la importancia de preservar la integridad del grupo.
El tipo de estructura nos permitirá conocer las formalidades exigidas a nivel local y por ende el tiempo y costos implicados en el proceso.
El modelo de Oficina de Representación es la forma mas sencilla de tener presencia internacional y puede servir para dar los pasos iniciales en el mercado escogido.
Es un modelo útil para empresas que no planeen tener actividades sustanciales en dicho país, si no mas bien auxiliares o preparatorias que no caigan dentro de la definición de Establecimiento Permanente o que no alcancen el nivel mínimo de negocio requerido por el país para sujetar a tributación las actividades de dicha empresa extranjera en ese país.
Si se estima que la empresa va a realizar actividades sustanciales, habrá que analizar si una Sucursal o una Filial serían lo mas adecuado.
La Sucursal no es mas que una extensión de la empresa que se establece en el país de destino. Carece de personalidad jurídica propia y está sometida a las regulaciones locales del país de destino para su registro y funcionamiento.
En líneas generales, no suele recomendarse la implantación en otros países a través de modelos de Sucursal de la Empresa Matriz, ya que entre otros motivos, puede sujetar a la matriz a responsabilidad fiscal y a demandas y reclamos por las acciones de la sucursal en el extranjero, ya que no existe verdaderamente un velo que separe o aisle a la empresa matriz por las responsabilidades incurridas a nivel de la sucursal.
El modelo mas utilizado para cubrir los riesgos mencionados en el esquema de Sucursal es el de la Filial.
La Filial es una estructura jurídica diferente de la matriz, tiene personalidad jurídica propia y se constituye conforme a la legislación del lugar de creación.
La gestión de la filial es independiente de la matriz al igual que su organización y la responsabilidad que asume.
Fiscalmente estará sometida a las leyes fiscales del lugar de creación.
Establecer una entidad local, sea esta sucursal o filial, puede llevar entre dos semanas y seis meses, dependiendo del lugar, del tipo de compañía y de otros factores .
Algunos países exigen tener al menos un nacional del lugar como director o administrador de la compañía local. Otros exigen la apertura de cuentas bancarias locales, lo cual puede demandar tiempo y esfuerzo considerable y requerir incluso la presencia física de los directores de la compañía.
Muchas países exigen además la existencia de una oficina como parte inicial del proceso, lo cual se traduce en realizar un estudio previo de la opciones disponibles e implica un coste mayor.
Decidir y constituir la estructura local es solo el comienzo del proceso, luego habrá que cumplimentar todos los requisitos fiscales, laborales y administrativos a nivel local. En algunos países hay un doble sistema, federal y estatal debiendo por ende conocerse las regulaciones aplicables.
Muchas veces, de acuerdo al sector, se exige también la obtención de licencias habilitantes y altas en organismos determinados.
Por otro lado, al contemplar la contratación del personal que puede ser local o desplazado o trasladado hay una serie de factores a tener en cuenta, tales como la necesidad o no de obtener visados o permisos de trabajo, la modalidad de contratación, la ley aplicable a la relación laboral y sus consecuencias para empleado y empleador, la determinación del paquete compensatorio, el establecimiento del payroll (en origen, en destino, split payroll), los aportes a los sistemas de seguridad social de los países implicados, lo que vendrá determinado en gran medida por la existencia o no de acuerdos bilaterales en la materia entre los países de que se trate.
En síntesis, son múltiples los factores implicados en un proceso de internacionalización y el presente articulo no tiene por objeto desalentar dicho proceso si no mas bien resaltar la necesidad de una planificación adecuada de todo el proceso, desde su gestación inicial, para evitar contratiempos y gastos innecesarios y la necesidad de contar con el asesoramiento de profesionales que conozcan a fondo las regulaciones tanto del país de origen como del país de destino.
Muchas veces, dada la realidad y la inmediatez del mercado internacional, no se puede planear con el detalle y el tiempo necesario, en esos casos es preciso hacer una reevaluación por parte de las empresas de sus estructuras y estrategias internacionales para corregir y redefinir aquello que se hizo con premura y sin la planificación adecuada.
Pamela Perez-Cuvit de Trivellato
Departamento Fiscal
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