Tras la reforma laboral de la que hemos hablado los últimos meses, a partir del 31 de marzo se acaban los contratos de obra y servicio y se restringen los temporales. Las medidas se centran sobre todo en reducir la temporalidad del empleo y los contratos que se realicen a partir de ahora deben adaptarse ya a estas nuevas normas establecidas.
Lo explica Ana Gómez, socia del área laboral, en su artículo publicado en el portal jurídico Abogacía Española, en el que también cuenta las consecuencias de no cumplir estas reglas: "las sanciones en caso de incumplir los requisitos formales de los contratos temporales se han endurecido enormemente. Se elevan las cuantías que podría llegar hasta los 10.000€ la más grave y se impondrán individualizadas por trabajador".
Los cambios que se aplican con esta reforma laboral afectan a los contratos de obra y servicio, que desaparecen, a los contratos temporales y a los fijos-discontinuos, que sufren restricciones, y en meno medida, a los contratos formativos.
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