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Una situación bastante habitual en las Empresas Familiares, especialmente cuando nos encontramos en su 1ª o 2ª generación es que, por un lado, muchos de sus miembros no tienen una mínima formación sobre la problemática específica de las empresas familiares y, en particular, sobre su necesaria e imprescindible profesionalización para garantizar su supervivencia intergeneracional a largo plazo y, por otro lado, los que quizá sí la tienen o intuyen esa necesidad, deciden no plantearla de forma abierta y constructiva para no poner en peligro el “buen clima” familiar o la cohesión o “armonía” dentro de la familia empresaria.
En realidad, no es algo nuevo o que no se conozca en la literatura sobre la materia. Es más, algunos autores lo incluyen en las denominadas 5 “trampas” de la Empresa Familiar. En concreto, sería la 5ª trampa que es, justamente, pensar que las otras 4 “a nosotros no nos pasa o no nos va a pasar” porque nos queremos mucho y nos llevamos muy bien y, en todo caso, ya habrá tiempo más adelante para afrontarlo.
A nadie se le escapa que, lo primero, para solucionar cualquier problema en la vida (desde una enfermedad a un problema en las relaciones profesionales, laborales o personales), es ser consciente de que se tiene dicho problema ya que, de lo contrario, ni siquiera se planteará la búsqueda de la mejor solución posible para el mismo. E, igualmente, todos sabemos que ignorar o negar la existencia del problema (la enfermedad, el conflicto profesional o la mala relación personal), postergando la búsqueda e implementación de la mejor solución posible, sólo llevará a su progresivo agravamiento hasta quizá, llegar al punto de no retorno, es decir, a que no sea ya posible solucionarlo.
Pues bien, en las empresas familiares es muy habitual que, por desconocimiento o falta de formación así como por creer erróneamente que perturbará la paz o armonía familiar -con más intensidad precisamente en las que existe una gran cohesión familiar y unos excelentes vínculos entre los miembros de la familia empresaria- se decida ignorar al “elefante en la habitación”, eludiendo o postergando afrontar el siempre necesario, pero potencialmente conflictivo, aspecto de la profesionalización de la empresa familiar.
Cómo mantener la armonía en la empresa familiar
Pues bien, desde la experiencia de haber vivido muchos procesos de profesionalización y consolidación de empresas familiares, así como muchos conflictos empresariales y societarios graves, precisamente por no haberlo hecho en tiempo y forma, debemos afirmar con rotundidad que ese dilema entre profesionalización y preservación de la armonía familiar es un falso dilema, es decir, una auténtica trampa psicológica que precisamente puede llevar, de forma larvada o encubierta, hacia un futuro enfrentamiento familiar que, incluso, pueda poner en peligro la propia supervivencia de la empresa o, al menos, como tal empresa familiar.
En efecto, la experiencia demuestra que, en esos casos, precisamente para asegurar esa armonía familiar en el largo plazo (de forma intergeneracional), resultan imprescindibles adoptar cuanto antes dos medidas complementarias:
- a) Por un lado, concienciar a todos los miembros de la familia empresaria de la necesidad de esa profesionalización, haciéndoles ver las ventajas de su implementación y los peligros de postergar su diseño y ejecución. De nada sirve iniciar ese proceso de profesionalización sin que, previamente, todos los familiares comprendan su importancia y estén convencido de la necesidad del mismo.
Ello aconsejará, no pocas veces, la conveniencia de diseñar un programa formativo “ad hoc” para explicar a la familia empresaria esta problemática de forma que asuman esa necesidad y decidan liderar el proceso para su implementación. Sólo así tendrá realmente éxito y no será un “parche” que tape la herida sin realmente curarla.
- b) Dentro de ese proceso de formación y posterior profesionalización resultará vital que tomen conciencia de la necesidad de no eludir, postergar o evitar los aspectos de ese proceso donde, con toda probabilidad, habrá distintos puntos de vista o abiertas discrepancias entre distintos miembros de la familia empresaria.
Esto implicará la necesidad de instaurar procesos de comunicación transparentes e institucionalizados a través de los cuales los miembros de la familia puedan expresar libremente sus opiniones, de forma respetuosa y constructiva, sabiendo que se considerarán y se les tendrá en cuenta, aunque no gusten necesariamente al resto de familiares.
Si, por el contrario, no se habilitan estos canales de comunicación y participación o, una vez habilitados, luego se reciben mal las opiniones críticas, considerándolas como una ingratitud o deslealtad o, simplemente, se las ignora o ningunea, se producirá una falsa armonía familiar porque no llegará a ponerse sobre la mesa la existencia de discrepancias internas, bien porque no se les deja expresar dicha discrepancia a sus miembros o porque, aunque formalmente puedan hacerlo, no lo harán por miedo a la desaprobación o la “romper” la aparente armonía familiar o, sencillamente, porque “no sirve para nada”.
Sólo así se protegerá realmente una verdadera cohesión y paz familiar en el largo plazo, en lugar de fomentar una armonía falsa y superficial que, en lugar de afrontar y solventar las discrepancias -que existen en toda familia, no nos engañemos- las entierra y posterga en el tiempo hasta que -en un futuro más o menos lejano- terminen por explotar como un verdadero conflicto mucho más grave, de difícil sino imposible solución y que ponga en peligro la pervivencia de la empresa familiar y, a veces, de los propios lazos afectivos entre los miembros de la familia.
Nuestros abogados expertos en la empresa familiar podrán ampliar información sobre la materia y ofrecer soluciones a medida para afrontar esta imprescindible profesionalización de la empresa familiar, ayudando en la formación de la familia empresaria y en el diseño de una estructura de comunicación que garantice la cohesión y sostenibilidad en el largo plazo de la empresa familiar.
- Más información sobre Empresa Familiar
José Carlos González Vázquez – Grupo Empresa Familiar
Socio del área mercantil
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