Dados los tiempos que corren, cuando lo más generalizo es recortar costes y dejar de invertir en ciertas herramientas promocionales, hay aún empresas que, creyendo que la coyuntura económica lo exige, y pensándolo como una gran oportunidad, se embarcan en la organización de eventos corporativos como herramienta para realizar prospección y fidelización de clientela.
Los eventos pueden ser motivacionales, aquellos que están dirigidos al personal de la empresa, que ahora son los menos, o promocionales, aquellos que se organizan para los clientes; en cualquier caso estos últimos, si se plantean en serio y reciben la atención que se merecen, suponen elevados costes para la empresa, y suelen ser injustamente valorados.
Centrándome en los promocionales, para organizar un buen evento es fundamental tener claro cuál es el objetivo que se persigue: Fidelizar, captar nuevos clientes, dar a conocer un producto, un servicio o potenciar la notoriedad de la marca. El espacio donde tendrá lugar, la actividad a realizar, el catering, el ambiente, los complementos,… en definitiva el “show” en su conjunto debe estar perfectamente diseñado e ir en consonancia con el objetivo a lograr.
Si esto se consigue, se nos presenta la mejor oportunidad para trasmitir nuestro mensaje corporativo y que éste llegue a su destino. Es muy difícil medir en el corto plazo los resultados derivados de este trabajo, y la gran mayoría de ellos resultan intangibles, por lo que esperar un resultado comercial y un retorno efectivo en el corto plazo sería un error.
Después de la gran inversión y de todo el esfuerzo que supone la organización de un evento promocional, y por todo lo anteriormente mencionado, hay que destinar un gran número de recursos al seguimiento de los resultados, y a evaluar el grado de satisfacción de los asistentes al mismo.
Aquí radica un error muy generalizado, si pensamos que el evento por si solo va a dar sus frutos estamos equivocados, hay un gran trabajo de preparación y análisis detrás, trabajo previo y trabajo a posteriori, que se ha de desarrollar con una gran meticulosidad. Sin estas tareas nuestro acto podrá haber resultado un gran pasatiempo para los asistentes, pero habremos destinado una herramienta muy poco efectiva a nuestro Marketing.
Alba Escudero Alvarez
Ceca Magán Abogados