Siempre se ha dicho que la primera impresión es lo que más vale y por ese motivo, la imagen de una empresa y de sus trabajadores es tan importante a la hora de una valoración positiva de la misma y recuerdo agradable. Pero yo quiero ir un poco más allá, porque después de esa primera impresión, buena obviamente, ¿qué queda?.
Cuando somos clientes exigimos, solicitamos y requerimos una atención personalizada, a veces, incluso compulsivamente. Estamos pagando por un servicio que nos dé la solución ante un problema y, como es normal, surgen miles de dudas en cualquier procedimiento judicial, y requeriremos de una atención exquisita que nos haga creer que nuestro problema es el más importante.
Es aquí donde quiero hacer hincapié: especial atención personalizada. Una vez captado el cliente, que en los tiempos que corren, más que nunca, debemos cuidar al máximo,Nos vemos obligados a pensar que lo que para el abogado supone un par de minutos de nuestra jornada laboral al teléfono, asistiendo a un cliente en cuestión, para el cliente supone un alivio y un halo de tranquilidad al saber que estamos encima de su asunto y podemos solventar sus dudas, atender a sus preocupaciones, etc.
No hay que olvidar que existen clientes muy especiales que requieren de nuestra atención de forma continuada, bien al mes, a la semana o, incluso a diario, porque consideran que su problema es el único, y aún así, siempre han de encontrar respuesta y ser atendidos. Es nuestra obligación.
Esta labor puede resultar agotadora porque no nos podemos dedicar a un solo cliente, pero hay que intentar hacer un ejercicio de empatía y ponerse en la piel de la persona que ha contratado el servicio, porque muchas veces desconoce sus derechos, deberes u obligaciones y por supuesto las leyes. Es muy poco el esfuerzo y grande la recompensa que dará lugar a tener contentos y satisfechos a nuestros clientes, que sin duda supondrán un referente importante para nosotros, y habremos condicionado que la próxima vez, nos puedan recomendar a terceros, amigos y familiares.
Siempre parto de la máxima siguiente: los clientes han de salir del despacho con la idea de ser el único cliente y más importante del despacho.
Noelia Algaba
Ceca Magán Abogados
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