Mi relación con estos dos métodos bien conocidos en el mundo de la contabilidad, nació un día que me encontraba viendo unas escrituras de compraventa de participaciones con mi compañero. Eran unas escrituras liosas, ya que en un breve periodo de tiempo se habían hecho varias compraventas, designando distintas participaciones a cada socio. Finalmente tuvimos que hacer un croquis para llegar a conocer el resultado final, y saber qué dichosas participaciones correspondían a cada socio.
Logrado el primer objetivo, y viendo mi compañero mi cara de susto después de tantos cambios, idas y venidas de distintas participaciones, unos socios poseedores de participaciones que no seguían un riguroso orden, etc, me pregunto sí sabía el por qué de las ventas de unas participaciones en vez de otras, y que si conocía los método LIFO y FIFO. Desde mi absoluto desconocimiento evidentemente le contesté que no, y el me sugirió que me informara yo misma, así ponía esfuerzo en aprender algo nuevo.
Con todo ello me puse a buscar todo tipo de información, de entrada me asusté un poco, y ya desde un principio he de reconocer que no me he convertido en una experta en la materia – pero siempre hay que acostarse sabiendo algo nuevo-, mi gran temor es que se trataban de métodos de contabilidad. Los números…a veces aquellos que nos consideramos de letras intentamos huir de ellos, pero al igual que las leyes, están por todas partes y es bueno conocerlos.
Los resultados de mi investigación fueron los siguientes. FIFO y LIFO son métodos contables para valorar los inventarios y asuntos financieros que involucran dinero, que a su vez una compañía asocia con inventario de bienes producidos, materia prima, partes o componentes. Cuando me encontré con esta definición, me entró aún más el agobio y la sensación de que nunca iba a entender estos métodos contables y mucho menos su vinculación con la compraventa de acciones y participaciones.
Para ir, de alguna manera, dilucidando qué son estos métodos, lo primero que tenía que averiguar es qué es cada uno de ellos, y así lo hice.
El método FIFO, que en inglés significa fírst in,first out, es aquel método que, en términos generales, considera que la primera existencia que entra es la primera que sale. El coste de la venta, por tanto, será el más antiguo de los precios de adquisición existentes. Este método de primera entrada, primera salida, abreviado PEPS, supone que las existencias inventariadas coinciden con las últimas entradas. En entornos inflacionistas valora a un mayor coste las existencias al considerar las últimas que son las más caras. Por ello incrementa más el resultado de la empresa que otros métodos como el anterior.
En cuanto al método FIFO, en inglés last in, first out, se entiende que la última mercancía que entra es la primera que sale. En consecuencia, el valor de coste de la última venta será igual al precio de adquisición de la última mercancía comprada y, por tanto, quedan como existencias finales las entradas más antiguas. Última entrada, primera salida, abreviado UEPS.
Poco a poco, me empezó a quedar claro qué era cada método, pero el problema continuaba en mi cabeza, ¿para qué me pueden servir? ¿Cuándo es mejor usar un método u otro?
Para llegar a hacerme una idea de todo ello, empecé a informarme cúando, generalmente, y qué situaciones, se opta por un método u otro (más adelante tendría que vincular toda esta información con la compraventa de acciones, pero ya iba consiguiendo una idea más clara). En una economía con precios crecientes (durante inflación), es común que las compañías utilicen FIFO durante sus inicios para aumentar el valor de sus activos. A como los bienes más viejos y baratos son vendidos, los bienes más nuevos y caros se mantienen como activos de la empresa. El tener el inventario más costoso y el costo de productos vendidos más bajo permite que la empresa muestre un mejor rendimiento económico. Sin embargo, a medida que van creciendo, algunas empresas prefieren cambiar su sistema de contabilidad de inventario a LIFO para reducir el pago de impuestos, probablemente la razón más clave a la hora de hablar de estos métodos.
Volviendo al método FIFO, me empezaba a quedar claro que se trataba de un método que en situaciones de inflación incrementa los beneficios al asignar un coste menor a la mercancía vendida, lo que es positivo a la hora de la presentación de resultados a accionistas, acreedores, etc., pero negativo su vez resultaba negativo a la hora del pago de los tributos, de ahí que algunas empresas empezaran a usar el LIFO, de ahí que este último ha sido el método preferido por las Empresas desde 1970. Durante esta década es cuando Estados Unidos experimentó un aumento considerable de la inflación que se había seguido aumentando durante los últimos cuarenta años. La mayoría de las personas que han adoptado este método consideran que los costos totales aumentan o se mantienen estables. El ingreso neto es menor, mientras que el costo de ventas es mayor. Este método se utiliza sobre todo con empresas que tienen inventarios muy grandes. Ellos prefieren este método porque pueden recibir deducciones fiscales. Por otra parte sus balances no son tan atractivos debido a los precios altos de inventarios. Esto podría afectar a préstamos en el futuro y la atracción de socios de negocios en el futuro. Con todo ello las empresas pueden alternar entre los métodos, pero no es recomendable debido a la complejidad y la cantidad de trabajo necesario para cambiar de un método para el otro método. Una empresa podría tener lo mejor de ambos mundos si utiliza LIFO a efectos fiscales y FIFO para sus libros.
A modo de resumen, el método FIFO implica valorar las salidas de productos del almacén de acuerdo con el precio de coste más antiguo de entre las existencias. Si los precios suben el beneficio de la entidad tendrá dos componentes: uno, la diferencia entre el precio de coste originario de la mercancía y el coste actual de la misma, y otro, el beneficio efectivo o real. Por tanto, si al calcular la base se acepta este método de valoración, se estaría aumentando ficticiamente la base a costa de una infravaloración (a precios actuales) de las existencias de inventarios. En cuanto al método LIFO supone valorar los inventarios según el último precio de coste, recoge las variaciones en el nivel absoluto de los precios y no las confunde con la renta.
Tras toda esta averiguación de la historia de estos métodos, y de cuán es conveniente utilizar uno u otro, he llegado a la conclusión que la importancia de sus uso, ya sea para bienes de un inventario, como para la compraventa de acciones y participaciones, que son las que me llevaron a informarme de todo esto, es qué beneficio se obtiene utilizando uno u otro, ya sea fiscal o meramente económico, pero siempre jugando con ambos. La razón principal para elegir entre el método FIFO o el LIFO es informar la ganancia más pequeña posible, con el fin de evitar o retrasar los impuestos. Si yo tengo una gran ganancia para el este año a partir de otras inversiones, es probable que desee tomar la ganancia más pequeña que pueda con el fin de que no contribuya a aumentar la carga fiscal.
Finalmente me he encontrado que en España la Agencia Tributaria, desde el Plan Contable de 2008, no ve con buenos ojos, a la hora de de las acciones el uso del método LIFO, y obliga a hacer un seguimiento separado de cada comprar, aplicando en el momento de la venta el método FIFO, como ya hemos dicho, se asume que se venden las acciones en el orden en que se compraron. A modo explicativo, para entender el método he encontrado un ejemplo, supongamos que hace un año, compramos 100 acciones a 20€ y el mes pasado, compramos otras 100 a 10€. Si vendiéramos ahora 150 acciones a 15€, a efectos de la declaración de renta, habríamos de considerar 2 ventas: una de 100 acciones (las de la primera compra) adquiridas a 20€ y vendidas a 15€ (500€ de pérdida) y otra de 50 acciones (parte de la segunda compra), compradas a 10€ y vendidas a 15€ (250€ de beneficio). En conjunto tendríamos una pérdida de 250€.
En EE.UU., el equivalente a nuestra Agencia Tributaria, el el IRS (Internal Revenue Service) permite al contribuyente elegir entre el método FIFO antes citado o el LIFO, es decir se asume que se venden las acciones en orden inverso al que se compraron. Aplicando este método al ejemplo anterior, tendríamos que considerar también 2 ventas: una de 100 acciones (las de la segunda compra), adquiridas a 10€ y vendidas a 15€ (500€ de beneficio) y otra de 50 acciones (parte de la primera compra), adquiridas a 20€ y vendidas a 15€ (250€ de pérdida). En conjunto tendríamos una ganancia de 250€.
Por lo tanto, parece que después de toda mi investigación, y llegar a la conclusión que estos métodos contables tan complicados tienen la finalidad de conseguir tributar menos, parece ser que en España Hacienda no permite jugar con ellos tan fácilmente, si hay ganancias, hay que tributarlas y por tanto no podemos usar el método que consideremos más conveniente. Con todo esto, el día de mañana cuando me enfrente al uso de uno de ellos confío en tener a mi lado alguien con un conocimiento contable y fiscal muy amplio, que me sepa ir explicando el por qué de cada movimiento.
Eva Beato
Ceca Magán Abogados