Dado el contexto actual, la inteligencia artificial también puede cambiar la vida laboral de cualquier profesional. Teniendo el acceso a la herramienta y una plataforma entrenada, la ayuda que un trabajador puede obtener en términos de eficiencia y productividad son muy altos. Y esto, de convertirse en la normalidad, por supuesto afectará a las relaciones laborales con las empresas.
Juan José Jiménez, socio del área laboral, comenta en Expansión (sólo para suscriptores del medio) que supondrá "un cambio significativo que transforma los modelos productivos".
Añade que no se trata de la reducción de jornada en pro de la tecnología: “un agente de inteligencia artificial es capaz de generar trabajo con cierta autonomía, pero los agentes de IA no son trabajadores en sí... Puede ser que uno haga el trabajo en menos tiempo (reducción de jornada), o que trabajemos el mismo tiempo, trabajando más”.
Además, nuestro abogado laboralista indica que “la empresa puede exigir el dominio de la inteligencia artificial a sus profesionales si implanta ésta en el proceso productivo. Y si es así, la compañía tiene la obligación de impartir formación a sus empleados”. Incluso, en caso de no adaptarse a esta nueva forma de trabajo, “existiría la posibilidad de extinguir el contrato por ‘ineptitud sobrevenida’, pero para ello las herramientas de inteligencia artificial han de ser consideradas como esenciales para el puesto de trabajo. Sólo así se puede plantear la posibilidad de despedir a quien no se adapte”.
Y si un empleado usa su propia herramienta de IA para desarrollar su trabajo, ¿De quién sería esta IA? Nuestro experto explica: “no es lo mismo si el agente de IA ha sido creado antes de iniciarse la relación laboral que si el profesional los crea cuando ya está en la empresa”.
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