Siempre que me piden escribir, parto de mi incapacidad para tener una idea medianamente inteligente por mí mismo y busco ayuda en los libros, en el cine, en el arte, en la historia o en cualquier fuente cultural, esperando que los grandes talentos que dieron forma a los más brillantes pensamientos, me aporten la inspiración suficiente para escribir mil palabras con relativa dignidad.
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