Entre tanta mala noticia económica y sentimiento generalizado de pesimismo empresarial, quiero compartir con vosotros una experiencia propia que me ha hecho mirar a la crisis cara a cara e incluso retarla.
En el año 2.005 aún no atisbábamos que siete años después el país iba a estar inmerso en una profunda crisis económica, yo por lo menos. Si me dicen que España, Europa y el mundo entero sería testigo de lo que se ha llegado a calificar como la primera Gran Depresión del siglo XXI, me echo las manos a la cabeza. Pero de saberlo a tiempo: ¿hubiera dejado de aceptar un reto profesional que consistía en la profesionalización y crecimiento de un despacho de abogados de los llamados pequeños? La respuesta es un no rotundo.