Contaba el otro día un importante ejecutivo de una empresa, referente absoluto en la economía española, que en un Hotel de Zurich, en su habitación se encontró el siguiente letrero: FOCUS ON THE FUTURE, WE WILL BE THERE FOR THE REST OF OUR LIFE, (mantengamos la mirada puesta en el futuro que nosotros estaremos ahí el resto de nuestras vidas).
Estamos superando una durísima crisis económica. Estamos inmersos en una compleja crisis política. Y nos azota la desazón de la corrupción que aparece en los periódicos. Frente a eso hemos de mantener la mirada en el futuro.
La esperanza nunca se apaga si mantenemos el compromiso sincero del esfuerzo, de la honestidad y del sacrificio. Son estos valores, de los que todo el mundo habla pero que en pocos lugares encontramos, los que tenemos que metabolizar y hacerlos nuestros de una forma radical y absoluta. La ética de nuestro comportamiento y la íntima seguridad de que somos fieles a ella configura una base pétrea en la que es imposible hundirse y de la que sale la escalera hacia el futuro. Por supuesto que la mentira, el fraude y todos aquellos ya sean políticos, poderosos empresarios o simpelmente faranduleros, deben ser criticados y castigados, pero ellos son pasado. El futuro está en nosostros, en la ejecucion y puesta en práctica de nuestra ética.
El fin no justifica los medios. La ética en nuestras actuaciones no es una rémora que pesa como una piedra impidiéndonos avanzar. Hemos de saber decir que no a aquello que pervierte la justicia y el respeto a la dignidad de los demás, aunque ello nos haga perder un amigo, un negocio o nos haga rebajar nuestros dividendos.
Por el contrario, el cansancio que a veces produce el luchar contra aquellas corrupciones que nos rodean, permite mirar con gallardía hacia el futuro y mantener siempre abierta la esperanza de que el resto de nuestras vidas sea ejemplo para los que nos siguen.
Nuestra ética es nuestra esperanza. Ejercitémosla, y en su caso recuperémosla, y así estoy seguro que el futuro se abrirá generoso para toda la sociedad.
J. Nicolás de Salas
Ceca Magán Abogados