Son una serie de cualidades que cada uno de nosotros poseemos en nuestro interior y que nos ayudan a vivir bien, tanto consigo mismo, como con los demás, y a ser mejores cada día.
Indudablemente, cada ser humano le dará más importancia a uno u otro valor, dependiendo, claro está, de la educación y el ambiente donde se haya criado. No sería lógico que aquél que se haya educado en la intolerancia, sea tolerante. Aunque tampoco sería imposible, claro está.
Se podrían establecer prioridades de valores personales, pero es algo tan subjetivo que, con seguridad, el lector puede que no esté de acuerdo con muchos de los que plasmaré seguidamente, como importantes para mí.
Sí considero imprescindible contar con una serie de valores personales férreos que rijan nuestra vida, porque sin duda, de éstos depende cómo queramos vivir. Podríamos, como ejercicio teórico, escribirlos de vez en cuando en un papel para que tengan un mayor impacto en nuestra vida y desarrollarlos de manera práctica.
De la A a la Z, existen muchos valores, que en este caso, y para no extenderme demasiado y pueda cansar al lector, sólo hablaré de algunos.
Valores personales que considero muy importantes son el respeto, la tolerancia, el afecto, la amistad, la autenticidad, la bondad, la confianza, la dignidad, la educación, el equilibrio, la gratitud, la inteligencia, el liderazgo, la responsabilidad, la sinceridad, y otros muchos que podría mencionar.
Pero estoy completamente segura que no existe ningún ser humano que cuente con todo el conjunto de los anteriormente mencionados (que no son pocos!), porque somos imperfectos; de tal manera que una persona dispondrá de unos y otra, de otros.
Para comentar algún valor de interés personal, que no significa que sea el primero, concedo bastante importancia al valor del respeto, que consiste en tratar bien a los demás, con educación y cordura sin importar quiénes sean. No imponer nuestras ideas a los demás y nuestra forma de actuar como ultimátum para aceptarlos y no tratar de que todos a nuestro alrededor sean iguales a nosotros para sentirnos bien. Considero que debería ser uno de los valores más inculcados en casa, por parte de nuestros padres, pero sin convertirse, claro está, en miedo y sumisión.
Y para terminar, otro valor también importante para mí, es el afecto; el cariño que se siente por las demás personas, por lo que nos rodea y por nosotros mismos. También se puede sentir afecto, no sólo por nuestros familiares, parejas, compañeros, etc., sino por nuestros vecinos, mascotas, ciudades o incluso, por la propia naturaleza.
Afecto es para mí, por lo tanto, la capacidad de desear el bien para los demás, de manifestar con sonrisas lo importante que son para nosotros, que es, en definitiva, lo que yo he perseguido al escribir este blog.
Tengan los ojos llenos de comprensión y las manos llenas de cariño!!!.
Carmen Roldán Galán
Ceca Magán Abogados