Es difícil acertar el momento en que hay que poner en marcha el proceso para elaborar un protocolo familiar. La teoría explica que es preciso hacerlo lo más bien posible, pero la práctica enseña que es habitual llegar tarde. A menudo porque hay problemas más urgentes, a menudo porque no se quieren generar conflictos allá donde no hay –al menos a primera vista-, la sucesión a la empresa familiar acostumbra a planificarse más tarde de aquello que habría sido conveniente.
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