Es habitual oír de boca de cualquier empresario que tiene entre sus clientes a grandes empresas multinacionales con altísimo poder de compra, lo ineficaz que resultan las medidas que se vienen adoptando en la lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales. Nadie, por mucho que la Ley estableciese unos plazos de pago determinados para una factura, está dispuesto a exigir el cumplimiento de esos plazos a sus clientes en la medida que ello, con bastante probabilidad, supondrá perder a ese cliente y, por lo tanto, una vía importante de facturación para el empresario “escrupuloso”. En principio, la afirmación fue correcta en sus inicios pero a fecha de hoy podemos vislumbrar mayores armas para combatir esos abusos que se producen en el exceso de plazo de pago de las facturas de nuestros poderosos clientes.
Añadir nuevo comentario