Una vez más, nos encontramos con esa noticia periódica, pocas veces positiva, referida a la tasa de morosidad de la banca española. A primera vista, parece ser un dato objetivo que poco influye a empresas o ciudadanos de a pie, sin embargo es un dato de gran trascendencia e incidencia en la economía real.
Esta tasa de morosidad de la banca española hace referencia, en términos coloquiales, a los impagos que sufre este sector (falta de pago de hipotecas, créditos fallidos, etc.) que van a tener sus consecuencias en el sistema financiero español y por consiguiente en el acceso al crédito de empresas y ciudadanos.
De acuerdo a los datos publicados el pasado viernes por el Banco de España la tasa de morosidad de las instituciones de crédito españolas alcanzaron en noviembre el 11,38 por ciento, el nivel más alto que constituye todo un récord histórico.. La cifra de la tasa de morosidad, llega a los 191.630 millones de euros, una suma que triplica con creces la existente a noviembre de 2008 cuando la actual crisis estaba en sus fases iniciales.
Esta cifra representa un incremento con respecto al mes anterior de 2.012 millones de euros dado que en octubre la morosidad alcanzó los 189.618 millones de euros.
La actual recesión económica bate récords mes a mes dado que se sigue alejando de la anterior marca histórica correspondiente a febrero de 1994 cuando alcanzó el récord del 9,15 por ciento.
En la medida que esta tasa de morosidad siga siendo elevada y continue su senda ascendiente, serán mayores la exigencias de provisión a la banca para hacer frente a esos impagos y por tanto, el capital que dedica el sector financiero al crédito para empresas y familias será cada vez menor y con un coste superior para quienes pretendan acceder a estos créditos.
Las instituciones financieras deniegan préstamos y créditos por la gran incertidumbre que sobrevuela en el sistema financiero en general hecho insólito después de las masivas ayudas públicas recibidas por dicho sector del Estado y en definitiva de todos y cada uno de los ciudadanos.
Esta situación, en un contexto de grave crisis de consumo, es otro de los factores decisivos que no facilitan de ningún modo la salida de esta situación, contribuyendo a un círculo vicioso en el que ni empresas ni ciudadanos acceden al crédito necesario para el consumo, creación de nuevos proyectos y empresas tan imprescindibles para el crecimiento económico y en definitiva para la creación de empleo.
Analizada la situación y a la espera de una mejoría en esta tasa de morosidad solo cabe apelar a la vuelta de la CONFIANZA que permita mayores inversiones, un incremento en el consumo y en definitiva crecimiento y creación de nuevos empleos que logren superar esta recesión económica.
Carlos Sanz
Ceca Magán Abogados