Si nuestro eminente nobel Santiago Ramón y Cajal levantara la cabeza, es seguro que se sentiría satisfecho de que su legado bibliográfico, su correspondencia y sus fotografías estuvieran en tan cuidadosas y curiosas manos, pero quizá se sorprendiera por no ser estas las de un médico, sino las de Esteban Ceca Magán, abogado “laboralista” y también funcionario de varios cuerpos de la Administración del Estado, profesor de universidad, gestor de empresas y buena persona que ejerce de tal. Seguir Leyendo